"LLEGA EL NUEVO CURSO. RUTINAS, HÁBITOS... ¿PARA QUÉ?"
Seguramente en muchas ocasiones habrás escuchado decir que “tener hábitos es muy bueno”, o que nos ayudan a “mantener el orden” en nuestra vida, o a “vivir todo con mayor equilibrio”.
Seguramente en muchas ocasiones habrás escuchado decir que “tener hábitos es muy bueno”, o que nos ayudan a “mantener el orden” en nuestra vida, o a “vivir todo con mayor equilibrio”. Lo cierto es que en nuestra mente solemos mezclar rutina con hábito y… ¡aburrimiento! Pero nada más alejado de la realidad. Los hábitos de vida saludables nos permiten tener un "control" sobre nuestro día a día , fortalecen nuestra voluntad y desarrollan en nosotros destrezas y habilidades para no dejarnos llevar por la influencia del ambiente, para no caer fácilmente en lo que "me apetece".
Esto no se logra de un día para el otro, necesitamos “educar” nuestra voluntad, nuestros deseos, el autocontrol, el sentido de propósito de nuestra vida, desarrollar una personalidad cada vez más asertiva y proactiva, siendo capaces de superarnos cada día.
En educación para la salud se maneja el principio de "hacer fáciles las opciones más sanas". Y esto es lo que logramos con la adquisición de hábitos saludables, que optemos por ellos casi sin darnos cuenta, como en piloto automático. ¡Eso sí sería una pasada! Levantarme al primer tono del despertador, ir a clase y llegar puntual, estudiar todos los días, encontrarme con mis amigos y pasarlo genial sin necesidad de desmadre, salir a correr aunque llueva, acostarme sin que el móvil perturbe mi descanso… ¡Y todo eso sin protestar y hasta disfrutando! A todos nos encanta lograr metas con las que soñamos, pero detrás de ellas siempre hay sacrificios, esfuerzos, renuncias… y ¡esto es muy bueno!, aunque te canse. Este crecimiento es una carrera de fondo en la que muchas veces tenemos la tentación de rendirnos, nos tropezamos y volvemos a empezar, o simplemente seguimos cojeando hasta recuperar poco a poco el equilibrio.
La concreción de lo que anhelamos dependerá directamente de la firmeza con la que lo queramos conseguir y la certeza de que supondrá un desafío cotidiano. Si los hábitos fueran fáciles de adquirir, sin esfuerzo y constancia, ¿no estaríamos hablando más bien de deseos? La clave está en el beneficio de cada uno: el del deseo es inmediato y efímero, el del hábito puede durar toda la vida.